sábado, 8 de diciembre de 2012

La crisis lleva a los bufetes de abogados a especializarse en Derecho Mercantil

Muchos de los bufetes de abogados que existen en la ciudad se llenan estos días de clientes que demandan asesoramiento en materia mercantil. El Derecho Mercantil (o Comercial) es el conjunto de normas relativas a los comerciantes en el ejercicio de su profesión; en términos amplios, es la rama del derecho que regula el ejercicio del comercio.
Recobros para empresas, reclamaciones de cantidad, asesorías de empresa o profundizar en el derecho concursal son algunas de las ramas de la abogacía que más éxito y demanda tienen en la actualidad.
El Derecho Concursal es el conjunto de normas jurídicas que tiene por objeto establecer las condiciones en que se debe declarar judicialmente el estado de incumplimiento generalizado de obligaciones del denominado 'deudor común'. Este concepto comprende tanto al comerciante como al no comerciante. Con él se lleva a cabo la apertura de los procedimientos necesarios, a cargo de los órganos competentes, para lograr la solución integral de sus obligaciones pendientes de pago, ya sea mediante un convenio o mediante la liquidación forzada de sus activos.
Pero para llegar a dominar estas materias hace falta especializarse en ellas y conocer hasta los últimos detalles de su contenido. Hasta hace unos años, la mayoría de los despachos de abogados de la ciudad era generalista. En ellos se tocaba un poco de todo, aunque no se llegaba a profundizar en nada en concreto.
La evolución de la sociedad ha hecho que muchos profesionales hayan sentido la necesidad de especializarse en las ramas más demandadas por los clientes. Un ejemplo: cuando hace años lo que más se movía era el urbanismo y la construcción, los despachos intentaron por todos los medios especializarse en estas materias. Y así lo hicieron. Era la única manera de estar al día y mantenerse a flote.
Ahora que la crisis está en su máximo apogeo, lo que toca es empollarse todo lo que tiene que ver con el Derecho Mercantil. Y así lo hacen, o por lo menos lo intentan, los abogados emeritenses.Hacia la especializaciónLa abogacía, como en la medicina y en casi todas las profesionales en general, tiende hacia la especialización. El derecho, hoy por hoy, es tan amplio que para contar con una cartera de clientes hay que especializarse en algo concreto. Esta tendencia redunda positivamente no sólo en el despacho y en sus profesionales, sino también en los clientes. A este respecto, un abogado que ejerce diría: «Más que especializarnos nosotros, nos especializan nuestros clientes».
De todas formas, en las ciudades grandes es mucho mayor la tendencia que en un lugar como Mérida. Pero poco a poco se va consiguiendo hacerse experto en una materia determinada.
De todas formas, en las ciudades grandes es mucho mayor la tendencia que en un lugar como Mérida. Pero poco a poco se va consiguiendo hacerse experto en una materia determinada.La paciencia, una virtudLa paciencia es una de las virtudes que un abogado tiene que tener, además de las ganas de estudiar y de ser consciente de que no se va a disponer de un horario fijo.
El cliente acude a un despacho con un problema y el abogado debe actuar de igual manera que un psicólogo o un psiquiatra. Tranquilizarle, darle salidas a su problema y, si puede ser, tener a alguien que guíe al profesional para que diariamente esté al día. Tiene que estudiar mucho, estar en permanente reciclaje. Leer todos los días los diarios y los boletines es imprescindible. Un fallo en una demanda por no estar al día no es justificación ante un cliente. Hay que formarse continuamente, pues el panorama legislativo cambia a cada instante.
Hace años los despachos de los abogados eran meramente litigantes. Es decir, se dedicaban a defender pleitos. Ahora la tendencia es otra. Los abogados son también asesores. Evitar llegar a juicio es el logro de muchos profesionales y se intenta prevenir un problema antes que solucionarlo.
En los últimos años ha habido en la ciudad una tendencia a abrir despachos en los que se ofrece un servicio integral. Los clientes no quieren solamente un apoyo legal. Desean algo más, que se basa, sobre todo, en el trato personal.

El cliente acude a un despacho con un problema y el abogado debe actuar de igual manera que un psicólogo o un psiquiatra. Tranquilizarle, darle salidas a su problema y, si puede ser, tener a alguien que guíe al profesional para que diariamente esté al día. Tiene que estudiar mucho, estar en permanente reciclaje. Leer todos los días los diarios y los boletines es imprescindible. Un fallo en una demanda por no estar al día no es justificación ante un cliente. Hay que formarse continuamente, pues el panorama legislativo cambia a cada instante.
Hace años los despachos de los abogados eran meramente litigantes. Es decir, se dedicaban a defender pleitos. Ahora la tendencia es otra. Los abogados son también asesores. Evitar llegar a juicio es el logro de muchos profesionales y se intenta prevenir un problema antes que solucionarlo.
En los últimos años ha habido en la ciudad una tendencia a abrir despachos en los que se ofrece un servicio integral. Los clientes no quieren solamente un apoyo legal. Desean algo más, que se basa, sobre todo, en el trato personal.


http://www.hoy.es/20081014/merida/crisis-lleva-bufetes-abogados-20081014.html

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